jueves, 5 de mayo de 2011

Nadie como yo (absolutamente único, maravillosamente único, irrepetiblemente único)

Hoy es el 18 aniversario de mi retirada “obligada” como portero de fútbol. Dicen los que nada saben,  que en mis tiempos mozos era un crack bajo los palos, vamos, que lo paraba todo, y es que “antes”, nadie quería ser el cancerbero y recibir balonazos por doquier y a uno lo ensalzaban con cualquier escusa con tal de tener el puesto cubierto. Pero lo cierto es que siendo sincero, mal, lo que es mal no lo hacía.

Javier Febrer
 como jugador del Levante UD
 y la
UD Salamanca donde fué compañero de
D'Alessandro

Mi tío Javier (Mestalla, Levante, Salamanca…) que si que era de los buenos, tenía la costumbre de juguetear con los sobrinos y enseñarnos truquillos de portero profesional, y eso claro, algo haría ¿no? además , puedo decir que he estado presente en los entrenamientos de mi equipo del alma, el Levante U. D., ya desde antes de ver la maravillosa luz de Valencia. Sí, ya en el vientre de mi madre las gradas del Ciutat de Valencia, tuvieron el honor de contar con mi presencia. De broma le digo a mi mujer que en aquél tiempo de <Nasciturus>, visité más este campo que ahora que vivo a escasos 300 metros del mismo.
Siempre he pensado que me lesioné por chulito, que aquella “palomita”, la que me marqué en un penalti, era más que innecesaria. De aquel partido lo que sí me llevé fue la clavícula partida y desplazada. Aún hoy noto los resultados de mi chulería. Y para más guasa la pelota quedó rodando sobre sí misma y entró a ritmo de caracol besando el palo izquierdo.
Y con ello mi trayectoria porteril quedo truncada por chulo, bueno no voy a ser tan radical, digamos que en mi historia tenía que pasar eso, pasó, y hoy puedo decir que para bien. Un par de años después triunfó Molina en el Atleti y así mi madre se infló a decirme que “cuant es pareix eixe xiquet a tu”. Y es que según mi madre nos parecíamos mucho físicamente.
Will West y Will West
Dos prisioneros con el mismo nombre
 y aspecto, y sin relación alguna
entre ellos
Si realmente me parecía a Molina mucho o poco no lo sé, desde luego que nada que ver con el caso “Will West y Will West”, aquel que propició la utilización de la huella digital ya en 1903. Y es que yo creo que nunca ha habido, ni hay, ni habrá, nadie como yo. Y eso mola ¡¡¡eh!!!, nadie como yo, absolutamente único, maravillosamente único, irrepetiblemente único y eso para satisfacción de aquellos a los que les gustaría poner en mi lápida “…para bien de la humanidad”
Cuando realmente estéis hundidos, desanimados, hechos polvo, os aconsejo salir a la calle y gritar con todas vuestras fuerzas “Sooooooooooooooooooy únicooooooooooooooooo, así que si no os gusto, os …” Y veréis como lo que os digo es cierto, la gente os mirará de forma distinta desde ese mismo momento y podréis realmente sentiros especiales. Eso sí, fijaros antes que no haya otro que tenga la misma ocurrencia que tú, que la cosa puede dejar de ser  original y aún habrá alguno que dirá la frasecilla esa de que todos los tontos son iguales, y se jodió el invento.
Ahora ya dejando las bromas de lado, ¿no es maravillo ser únicos? Y me refiero por supuesto no solo al cuerpo físico sino a esa “alma”, ciertamente irrepetible, que adquirimos desde la misma concepción y que nunca nadie podrá “clonar”
Y es que en el pensamiento de Dios yo ya existía antes de ser concebido, y Él pensó en mí tal como soy de feo, botarate y como no, chulito.
(continuará)


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